INFOXICACIÓN – Sobrecarga informativa
La posibilidad de acceder a gran cantidad de información es
una de las grandes virtudes de Internet, pero a la vez es un problema, ya que
tanta información desestructurada se vuelve incontrolable. La “sobrecarga
informativa” (information overload) es una expresión que acuñó Alvin Toffler en
su libro “Future Shock” (1970) y hace referencia al estado de contar con
demasiada información para tomar una decisión o permanecer informado sobre un
determinado tema.
Ante una gran cantidad de información para analizar, o
contradicciones en la información disponible, o no disponemos de un método para
comparar y procesar diferentes tipos de información, estamos frente a una
“infoxicación”. Este último término, introducido por Alfons Cornella en 1996,
refiere actualmente a la idea de que la sobrecarga de información que recibe un
usuario, en especial de Internet en todas sus formas, puede causarle la
sensación de no poder abarcarla ni gestionarla y, por tanto, llegar a generarle
una gran angustia.
Este término, infoxicación, surge de la unión de las palabras
información e intoxicación. José Ignacio Aguaded Gómez, en su artículo
"Desde la infoxicación al derecho a la comunicación"
(http://www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=42&articulo=42-2014-30)
expresa: "Asistimos, sin duda, a una hiperconexión compulsiva y una
sobreinformación global, a una obsesión por la comunicación perpetua vacía de
contenidos… La infoxicación, la infopolución… se ha hecho realidad en nuestras
vidas". En una entrevista realizada al escritor italiano Humberto Eco le
preguntaron lo siguiente: "A pesar de la evolución, ¿ve Internet como un
peligro para el conocimiento?" y parte de su respuesta fue: "Internet
es todavía un mundo salvaje y peligroso. Todo llega allí sin jerarquía. La
inmensa cantidad de cosas que circula es peor que la falta de información. El
exceso de información provoca amnesia. El exceso de información es malo".
Los problemas derivados de la sobreinformación pueden afectar nuestro
rendimiento personal y profesional.
Si prestamos demasiada atención a una gran cantidad
de información de manera sostenida en el tiempo y no finalizamos una tarea para
continuar con otra diferente, esto dificulta la desconexión de la mente, y la
obliga a realizar un sobreesfuerzo. Es por esto que, debemos reflexionar acerca
de cómo nos informamos y qué métodos y herramientas utilizamos para gestionar
la información. El profesor de la Universidad de Nueva York Clay Shirky aseguró
en la Web 2.0 Expo de 2010 que “El problema no es la sobrecarga de información,
es que el filtro no funciona”. (http://www.youtube.com/watch?v=LabqeJEOQyI).
En este universo de exceso de información tendríamos que tener muy claro cuál
es nuestra información crítica, es decir, aquello de lo que no podemos no estar
informado y luego saber buscar, es decir, aprender a formular las preguntas
correctas y conocer cuáles son las fuentes adecuadas, dónde debemos buscar. La
forma de conseguir una mejora en la productividad personal pasa por recibir la
información adecuada. Para ello deberíamos saber, cada uno de nosotros, cuáles
son los cinco temas fundamentales en los que trabajamos o estudiamos, los cinco
temas secundarios y cuál es la lista de información crítica para cada uno de
estos temas. Según Cornella, un objetivo final de todo esto sería tener un
filtro personal de información; que la información a la que accedemos cada día
pudiéramos dividirla literalmente en tres grandes partes: información fatal,
que es aquella información que no nos interesa en absoluto porque no tiene nada
que ver con los temas que tratamos; información interesante, que es aquella
que, en algún momento puede interesarnos y aquella información que nos es
realmente útil. En síntesis, para continuar con nuestro proceso de formación
continua, debemos tener claro acerca de cuáles temas debemos estar informados,
saber dónde buscamos la información y cómo hacerlo.
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